Descripción
‘-“Era extraño, pensó, no poder refrenarse y, a la vez, ser consciente de lo que estaba sucediendo. Era extraño poder preguntarse qué sinbolizaba ese acontecer. Estaba matando por primera vez en su vida. Qué extraño. Cuando todo parecía indicar que estaba transformándose en escribir, era sorprendido por un asesino. No podía dejar de ahorcar y de pensar. Sucedío lo que debía suceder. La literatura jamás viene sola. Kafka, de alguna manera, era una máscara de Dostoyevski. A todo perro que investiga le llega su Raskolnikov. Pero ¿De dónde le venía toda esta mierda? ¿Del perro? Sucedía lo que debía suceder; no tenía memoria de haber leído a esos escritores: ¿Estaba matando por primera vez en su vida o simplemente se trataba de que estaba escribiendo? Ya ni le cabían dudas: La letra del cuaderno era suya. Todas las respuestas estaban en el perro. Todo lo que podía suceder sucedía pero sólo sucedía lo que podía suceder. Estaba matando a la vieja chota porque el acontecer y ser así de su mundo ya lo presuponía desde el origen”
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